"Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia" Proverbios 4:7
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martes, 14 de julio de 2009

Abrir el Corazón: recuperar la capacidad de amarnos a nosotros mismos y a los demás.

Amarnos a nosotros mismos y amar a los otros no es una capacidad que desarrollamos de manera fluida, de hecho en la mayoría de las personas esta capacidad está truncada o deteriorada: viviendo en un estado de embotamiento donde hemos perdido contacto con la mayor parte de nuestros sentimientos, pues habiendo experimentado incidentes traumáticos los olvidamos, no nos percatamos de cómo nos sentimos y no conocemos a nadie confiable con la capacidad de escucharnos con la suficiente paciencia para ayudarnos a discernir estas cosas.

El origen de nuestra falta de educación emocional lo hayamos en nuestra infancia. Aunque nuestros padres no hayan sido abusivos o alcohólicos, sin embargo por su propia falta de educación emocional pueden habernos negado el afecto que necesitábamos o lo han utilizado para controlar nuestro comportamiento: “si te portas bien, te quiero; si te portas mal, no te quiero”; lo cual nos condiciona a ocultar lo que sentimos y lo que realmente queremos. Por otra parte es común que nuestros padres se ocupen de nuestros problemas más evidentes, como las notas, que cumplamos las normas o hábitos requeridos; pero no es frecuente que se interesen por nuestros temores, vergüenzas, sentimientos más sutiles; muchos padres jamás preguntan a sus hijos cómo se sienten y tampoco hablan con ellos de sus propias emociones.

Nuestra dañada capacidad emocional se extiende incluso a nuestra vida sentimental donde las heridas del pasado nos impiden darnos completamente al otro sin secretos y sin distancias que usamos como barreras para protegernos; perdiéndonos “de la más dulce de las experiencias; amar a alguien profundamente y sin reservas” Steiner (2002). Casi todos sentimos la necesidad de comprender más al otro y ser más comprendido y sabemos que sentir plenamente nuestras emociones son experiencias ricas y valiosas que queremos que formen parte de nuestra vida. Para lograr esto necesitamos la educación emocional. El primer paso de este maravilloso camino hacia la educación emocional consiste en “Abrir el Corazón” Steiner (2002).

Para abrir nuestro corazón y permitir que éste florezca necesitamos intercambiar contactos positivos, o, como es denominado por el Análisis Transaccional, intercambiar caricias positivas. Éstas pueden ser físicas (un abrazo, una palmada en el hombro, un beso, etc.), verbales, es decir, afirmaciones que reconocen algún atributo de la otra persona y caricias en acción: escuchar atentamente a la otra persona, tener pequeños detalles, ayudar al otro. Las caricias tienen diferente intensidad, las más intensas son aquellas que la persona más desea recibir. Para dar y recibir caricias positivas con libertad debemos vencer nuestras propias resistencias, pues generalmente se trata de algo que no hemos cultivado y por tanto no siempre se nos da espontáneamente, pero normalmente lo que vale la pena requiere un esfuerzo de nuestra parte.

No te pierdas de lo más hermoso de la vida, abre tu corazón.

Mayte Alayón, San Antonio de los Altos, Julio 2009

Referencia Bibliográfica: Steiner, Claude (2002). “La Educación Emocional”. Madrid. Editorial Punto de Lectura.

2 comentarios:

  1. Nunca es tarde para poner en práctica los consejos ¿Verdad?

    Por fin apareces en mi lista...ya era hora

    Voy a recomendarte unos blog que sé que te interesarán, Lo haré por tu cuenta de correo hotmail

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  2. Claro que nunca es tarde, como reza el viejo dicho: cada día es el primero del resto de nuestras vidas; y si queremos intentar cosas nuevas y buenas para crecer y ser más felices, pues el Señor es nuestro ayudador así que a hacerlo sin demora!
    Que bueno que ya aparezco en tu lista, creo que faltaba alguito y veo que funcionó.
    Mil gracias, Alí.

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