"Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia" Proverbios 4:7
Visítanos en: www.facebook.com/vivirenvictoria.ve

martes, 11 de octubre de 2011

Naciste para ser un verdadero ganador II

Una de las cosas en que creo firmemente es que cada ser humano tiene un propósito en la vida, un propósito que no tiene que crear sino descubrir. Esto, si lo piensas bien, quiere decir que tú naciste para triunfar.

Como dije en otro post (“Naciste para ser un verdadero ganador”) lo que nos toca revisar es qué entendemos por triunfar. Culturalmente se nos transmite que ser un ganador es lograr lo que queremos a expensas de lo que sea, tener la habilidad de vencer al otro tanto verbalmente como en acciones, ostentar objetos que nos posicionen ante los demás, que nos den estatus. Esto se transmite dentro de la familia, a nivel laboral y ni qué decir a través de muchos mensajes publicitarios que – buscando a su vez ganar a expensas de lo que sea- buscan persuadirte que no vales o no eres nadie si no posees lo que ellos venden, o si no cumples ciertos parámetros que a ojos de los demás te permiten transmitir el mensaje de que tú sí que estás bien.

Pero la realidad demuestra que esa búsqueda de estatus y poder no trae consigo el verdadero triunfo, y las personas que la emprenden terminan padeciendo las consecuencias en su salud física y psicológica, y sacrificando lo que verdaderamente importa.

Entonces, ¿qué es triunfar? Triunfar es realizar el propósito para el cual fuiste creado, es lograr dedicarte a aquello que es coherente con tus valores y que te deja una inconfundible sensación de paz. Esto, en armonía con aquello que realmente importa en la vida: principios eternos, tus seres queridos, tu pasión, tus ideales.

James y Jongeward (1971) afirman que “cada ser humano nace como algo nuevo, algo que nunca había existido antes”, y que nace con la “capacidad de triunfar en la vida”. Asimismo plantean que cada persona tiene un potencial, capacidades e incluso limitaciones que en cierta manera son únicas.

Dado que eres único no es buena idea compararte con otras personas para saber si estás bien o no. He aprendido que a la única persona a quien tengo que superar es a mí misma. Nadie es como tú, y nadie tiene el exacto propósito que tú tienes en la vida, entonces en un sentido muy importante no eres comparable. Trabaja para ser cada día mejor que ayer; porque si basas tu sentido de valía en compararte con los demás, nunca dejarás de encontrar a alguien a quien consideres mejor que tú en algún aspecto, y eso te distraerá de enfocarte en tus cualidades únicas, tus metas y tu propia felicidad.

Los logros personales son importantes, eso no lo niego, siempre que estén en el centro de tu pasión (lo que amas hacer), coherentes con principios y de acuerdo a tu propósito; pero no son lo más importante, y aquí vamos otra vez a nadar contra la corriente de nuestra sociedad. Lo más importante es que seas auténtico, que contactes con las cosas que más valen en la vida, que vivas en el aquí y en el ahora, pero con la vista puesta en lo que es trascendente.

Ser auténtico es valorar lo único y especial que eres y valorar eso mismo en los demás. Una persona auténtica sabe distinguir entre lo que hace y lo que es, es decir, sabe que actuar de una manera tonta en determinada circunstancia no lo hace ser tonto, o cualquier otro calificativo. Cuando logramos ser auténticos no necesitamos máscaras.

El promedio de las personas, por decirlo de alguna manera, vive sin ser auténticos, sin tener la valentía de defender sus principios y valores viviendo conforme a ellos, no conectan con lo que los hace únicos y especiales y no descubren su propósito en la vida.

John Maxwell (2001) plantea que necesitas tres actitudes o cualidades para salirte de ese “promedio”:

(1) Tener un poco más de determinación que el promedio: determinación es seguir intentando. Aunque hoy no seas lo que sueñas ser, no te rindas, una de las “llaves para lograr un sueño es decidirse a no abandonar”.
(2) Un poco más de fe que el promedio: la fe hará la diferencia en tu vida, cuando tienes fe en tu creador, recibes dirección y ayuda y finalmente te conviertes en alguien que da aliento y esperanza a los que le rodean.
(3) Un poquito más de amor que la persona promedio: creo que el propósito de cada uno de nosotros en la vida, tiene en alguna medida un sentido de servicio a los demás, y dado que el amor no es solo sentimientos sino decisiones, dar y darse es amar; y el resultado de dar es recibir.

Hay varias cosas en que no eres único: todos fracasamos en algo alguna vez, todos hemos sido heridos en alguna medida, a todos nos toca superar obstáculos algunos de los cuales los encontramos en nosotros mismos. También a todos se nos da la oportunidad de encontrar nuestro propósito en la vida, a todos se nos extienden manos todopoderosas para recurrir a ellas y recibir ayuda.


Naciste para ser un ganador, eres especial y fuiste creado con un propósito especial. Levántate del piso del fracaso, sacúdete el polvo de la derrota, sécate las lágrimas de la desilusión y vive la vida que te regalaron como merece ser vivida.


Mayte Alayón Afonso, San Antonio de los Altos, Octubre 2011


Referencias Bibliográficas:

James, Muriel y Jongeward, Dorothy (1971). Born to Win. New York: Signet Publisher.


Maxwell, John (2001). Prepara tu Mañana de Éxito. Buenos Aires: Editorial Peniel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por estar aquí y compartir. Tus comentarios son bienvenidos.